Los apostólicos
Benito Pérez GaldósEsa pícara Historia, que en tratándose de reyes y príncipes, no hay cosa trivial ni hecho insignificante que no saque a relucir, no ha tenido una palabra sola para la estupenda hazaña de Boteros, ni tampoco para la ocasión lastimosa en que el héroe se quedó viudo con cinco hijos, de los cuales los dos últimos vinieron al mundo después que e giro de los acontecimientos nos obligó a perder de vista a la familia Cordero.
Cuando murió la señora, Juanito Jacobo (a quien se dio este nombre en memoria de cierto fi lósofo que no es necesario nombrar) tenía dos meses no cumplidos, y por su insaciable apetito, así como su berrea constante, declaraba la raza y poderoso abolengo de Toros de Guisando. Sus bruscas manotadas y la fiereza con que se llevaba los puños a la boca, ávido de mamarse a sí mismo por no poder secar un par de amas cada mes, señales eran de vigor e independencia, por lo que don Benigno, sin dejar de agradecer a Dios las buenas dotes vitales